El primer día que llegué a la Efa el Soto estaba nervioso ya que no conocía a nadie, era un chaval de 17 años que vivía en Córdoba y ahora estaba en Chauchina (granada). Desde el primer momento el trato que recibí y las cosas que me enseñaban me hacían olvidar que estaba lejos de casa. Sin darme cuenta estaba conociendo una nueva familia y unos amigos que llevaré siempre en mi corazón. En cuatro años hay momentos buenos y algunos peores , pero nunca les faltó un ánimo para mi y eso es de admirar.
Ha sido una experiencia que sé que no volveré a tener, ya que mi paso por la Efa ya ha terminado y ahora toca empezar una nueva etapa.
La formación recibida allí me esta sirviendo para poder trabajar y desenvolverme sin problemas en el ámbito laboral pero también para ser mejor persona.
Sólo puedo dar las gracias y esperar que la Efa siga muchos años más impartiendo sus clases ya que el sistema y el trato que emplean es magnífico.